Almacenamiento y Bodegaje
Automatización, datos y densidad marcan la tecnología en logística en 2025
La acelerada adopción de automatización, robótica colaborativa, almacenamiento de alta densidad y sistemas de gestión integrados está redefiniendo el rol de los centros de distribución en 2025, transformándolos en plataformas inteligentes capaces de optimizar el uso del espacio, reducir costos operativos y mejorar la trazabilidad.
Durante 2025, la tecnología aplicada al almacenamiento dejó de ser un complemento operativo para convertirse en un factor estratégico dentro de la cadena logística. La presión por reducir costos, responder a la volatilidad de la demanda y cumplir plazos cada vez más exigentes empujó a las empresas a repensar el rol de sus centros de distribución, hoy concebidos como nodos inteligentes y altamente automatizados.
El cambio de paradigma es claro: la competitividad ya no se explica por el tamaño de la infraestructura, sino por su capacidad de densificar espacio, acelerar flujos y tomar decisiones basadas en datos. En ese contexto, distintas tecnologías han marcado el pulso del año, desde sistemas de alta densidad hasta robótica colaborativa y software de gestión integrado.
AutoStore impulsa la densidad y eficiencia del almacenamiento
Desarrollado originalmente en Noruega, AutoStore se ha posicionado como una de las tecnologías más disruptivas en almacenamiento automatizado. Su modelo se basa en una estructura tridimensional de contenedores apilados (grid), sobre la cual robots autónomos se desplazan para extraer productos y llevarlos directamente a estaciones de trabajo, eliminando recorridos internos.
Este enfoque put-to-person permite triplicar o incluso cuadruplicar la capacidad de almacenamiento por metro cuadrado, un atributo clave en entornos con altos costos de suelo. “Un mecanismo que todos los que hemos sido gerentes de logística hemos soñado con tener es un AutoStore, porque entrega automatización y robótica juntas”, señaló Luis Santander, CEO de Valgreti.
La escalabilidad modular es otro de sus atributos. “Un centro de distribución que quedó pequeño puede cuadruplicar su capacidad sin buscar un nuevo terreno. Además, se puede implementar de forma escalada, manteniendo la operación activa”, explicó Santander, destacando su utilidad para e-commerce y operaciones estacionales.
Desde la academia, Rodrigo Garrido, director del Centro Interdisciplinario de Data Science de la UDP, comparó su lógica con la de un puerto de contenedores. “Al eliminar pasillos y aprovechar el espacio vertical, la densidad puede aumentar hasta en un 400% frente a sistemas tradicionales”, indicó. No obstante, advirtió que la inversión inicial, que suele superar los USD 3 millones, exige un análisis riguroso de volumen y variabilidad de demanda.
Almacenes inteligentes: del espacio físico al nodo de datos
Más allá de la automatización física, 2025 consolidó el avance del almacén inteligente, donde la eficiencia depende directamente de la visibilidad y la calidad de los datos. La integración entre WMS, IoT e inteligencia artificial permitió sincronizar inventarios, pedidos y despachos en tiempo real.
Sin datos confiables, cualquier tecnología opera a ciegas. La trazabilidad total del inventario y el monitoreo predictivo de equipos reducen quiebres de stock, fallas operativas y paradas no planificadas, mejorando la capacidad de respuesta ante cambios de mercado.
El uso de analítica avanzada transforma al almacén en un sistema dinámico. Algoritmos de IA optimizan rutas internas, asignan recursos y anticipan picos de demanda, convirtiendo la información en el principal motor de competitividad logística.
Hacia 2026, las tendencias apuntan a mayor automatización colaborativa, gemelos digitales para simular escenarios sin afectar la operación real y una sostenibilidad medible, con centros que controlan su huella energética en tiempo real.
Robótica colaborativa: eficiencia con foco en seguridad
La robótica colaborativa fue otra de las tecnologías clave del año. Diseñados para trabajar junto a personas, los cobots asumieron tareas repetitivas, pesadas o de alta precisión, mejorando productividad y seguridad laboral.
“Uno de los mayores beneficios de los robots colaborativos es su versatilidad. Pueden adaptarse a una amplia variedad de procesos y sectores”, afirmó Isidoro Gómez, director ejecutivo de Grupo IGPS. En Chile, su adopción se ha concentrado en alimentos, metalmecánica y soldadura colaborativa.
Los impactos son concretos. Oscar Sandoval, gerente de Negocios LATAM del Grupo IGPS, señaló que “en proyectos reales hemos observado incrementos de productividad entre un 20% y un 30%, junto con una reducción considerable de defectos, sin modificar significativamente la infraestructura”.
La lógica es complementaria. “No reemplazan al operario, trabajan literalmente ‘codo a cobot’, permitiendo que las personas se concentren en supervisión y control de calidad”, explicó Gómez, reforzando su alineación con los principios de Industria 4.0.
Almacenamiento vertical: más capacidad en menos superficie
El almacenamiento vertical también ganó protagonismo durante 2025, especialmente en centros urbanos. Sistemas como VLM y carruseles permiten aprovechar la altura de las instalaciones, con ahorros de espacio de hasta 90% y aumentos de productividad superiores al 50%.
“El almacenaje vertical es clave para maximizar el uso del espacio en zonas con alta densidad y elevados costos de suelo”, señaló Karol Suchan, director de CITYLOG UDP. Estos sistemas reducen recorridos horizontales y mejoran la ergonomía del picking.
Suchan explicó que soluciones como drive-in y drive-through permiten alta densidad, aunque con limitaciones de accesibilidad, operando bajo principios FIFO o LIFO. Su efectividad depende de una correcta segmentación entre pallets completos y picking unitario.
Desde la PUCV, Franco Basso destacó que “en centros de alta rotación, liberar superficie permite destinar espacio a otras operaciones logísticas y reducir desplazamientos, sin comprometer accesibilidad”. Tecnologías complementarias como pick-to-light y put-to-light refuerzan la precisión, mientras que la analítica de datos y el slotting optimizan el layout y los flujos internos.
Software, integración y trazabilidad como base operativa
La tecnología de almacenamiento no se sostiene solo en hardware. Sistemas OMS, ERP, WMS y TMS se consolidaron como el eje de la coordinación logística. “Sin estos sistemas, entregar pedidos a tiempo sería imposible”, afirmó Luis Santander, subrayando su rol en inventarios, distribución y transporte.
El uso de RFID amplió la trazabilidad, permitiendo lecturas masivas sin línea de visión y reduciendo pérdidas. A su vez, el cloud computing aportó escalabilidad, respaldo y continuidad operacional ante fallos críticos. Herramientas como el Put to Light demostraron impactos directos. “Clientes que pasaron de 20 a seis personas en armado de pedidos y redujeron plazos de entrega de ocho días a 24 o 48 horas”, explicó Santander, evidenciando su efecto en servicio y ventas.
El balance de 2025 muestra que la tecnología aplicada al almacenamiento dejó de ser experimental. La combinación de automatización, robótica, software y datos redefinió los estándares de eficiencia, seguridad y flexibilidad. “La tecnología no reemplaza al talento humano, lo amplifica”, concluyó Santander. En un entorno logístico cada vez más exigente, los centros de distribución que integran estas soluciones se posicionan mejor para enfrentar la volatilidad del mercado, reducir costos sistémicos y sostener su competitividad en la cadena de suministro.
En conjunto, las tecnologías que marcaron el almacenamiento durante 2025 evidencian un cambio estructural en la logística: el foco ya no está solo en mover más rápido la mercadería, sino en diseñar operaciones inteligentes, densas y resilientes, capaces de anticipar la demanda y adaptarse a escenarios cambiantes. La convergencia entre automatización, robótica colaborativa, software integrado y analítica de datos consolida al centro de distribución como un activo estratégico del negocio, donde cada metro cuadrado, cada movimiento y cada decisión cuentan. En este nuevo estándar, la ventaja competitiva no la define quién invierte más, sino quién integra mejor la tecnología con procesos sólidos y capital humano preparado.