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Logística y Distribución

Expertos analizan la escasez de conductores de camiones y su impacto en la logística

Un tema creciente no solo a nivel nacional sino que en todo el mundo.

Los académicos Louis de Grange, decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Diego Portales, y Julio Villalobos, director del Centro de Transporte y Logística de la Universidad Andrés Bello, conversaron con Agenda Logística y analizaron una problemática no solo a nivel nacional, sino que global.

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El envejecimiento de la fuerza laboral, exigencias laborales que no van acompañadas de buenas condiciones de trabajo y temas de seguridad en la ruta como asaltos y accidentes, son algunos de los factores que inciden en la escasez de conductores de camiones para el transporte de carga. Una tendencia a la baja que no solamente se aprecia en Chile, sino que a nivel global y que es motivo de preocupación en la industria logística toda vez que este factor reduce la eficiencia y en algún punto podría provocar un alza en los costos del transporte.

En rigor, se podrían producir retrasos en el transporte de mercancías provocando demoras en los tiempos de entrega afectando a diversos sectores productivos del país. Además, las empresas se verían en la obligación de pagar más para retener o atraer conductores, lo que incrementa los costos laborales. Por otra parte, existe un impacto directo en la cadena de suministro ya que la escasez podría provocar, en el peor de los casos, desabastecimientos puntuales en supermercados, farmacias o estaciones de servicio.

El decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Diego Portales, Louis de Grange, explicó que “la escasez de conductores en el transporte de carga por carretera es un fenómeno creciente en Chile —y a nivel global— que responde a una combinación de factores estructurales, laborales y sociales como el envejecimiento de la fuerza laboral porque personas más jóvenes no buscan ejercer este oficio, exigencias laborales que no van acompañadas de buenas condiciones de trabajo, y temas de seguridad en ruta, entre varios otros. Además, el surgimiento de las aplicaciones tipo Uber representa un mercado sustituto para los conductores de camión, con mejores condiciones laborales y mayor flexibilidad”.

En tanto, Julio Villalobos, director del Centro de Transporte y Logística de la Universidad Andrés Bello, indicó que “el trabajo del conductor es muy particular, supone tener un estilo de vida con jornadas de largas horas, turnos de días fuera de la casa viviendo arriba de un camión, sin condiciones de seguridad, sin los descansos adecuados. Es un trabajo muy exigente y que supone un estilo de vida que la gente evita porque ante la escasez, los turnos se empiezan a repetir y aunque los conductores ganan más dinero, prácticamente viven en el camión. Entonces si bien tiene una contraprestación económica positiva, no hay mucha gente dispuesta”.

Esta escasez de conductores tiene varias implicancias. Por un lado, supone un alza en los costos de mano de obra especializada ya que hay una competencia por esos pocos conductores y, por lo tanto, hay un alza en los precios y muchas empresas comienzan a verse limitadas en términos de su crecimiento. “Puede traducirse en diferentes consecuencias. Por ejemplo, retraso y variabilidad en el despacho de mercancías generando incertidumbre, mayores costos logísticos debido a la escasez de un insumo relevante como conductores, menor eficiencia e incluso algún impacto inflacionario. En casos más extremos, podría eventualmente interrumpirse ciertas cadenas logísticas y problemas específicos de abastecimiento. Hay una preocupación creciente de los actores asociados a la industria logística, tanto distribuidores como transportistas y comercio en general por este tema”, aseguró Louis de Grange.

Un recurso humano estratégico en la logística

Para el director del Centro de Logística y Transporte de la UNAB, Julio Villalobos, “el conductor es un recurso humano estratégico en la empresa de transporte y al haber una escasez cuesta mucho trabajar porque muchas veces los conductores no tienen incentivos para seguir capacitándose y para mejorar en su conducción porque saben que tienen peda asegurada, por lo tanto hay un cierto estancamiento en la profesionalización que también se traduce en no abordar buenas prácticas que toda empresa de transporte debería promover y que es tener conductores de primer nivel”.

Consultado sobre qué sectores productivos se ven más perjudicados por esta escasez de conductores, el decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Diego Portales, Louis de Grange, indicó que “puede afectar transversalmente a toda la economía chilena, pero ciertos sectores productivos pueden ser más vulnerables por su alta dependencia del transporte terrestre, su sensibilidad al tiempo, o su concentración territorial. Por ejemplo, el sector agrícola que requiere mover frutas o verduras frescas, o aquellos que deben trasladar alimentos congelados o bajo cadenas de frío. También pueden verse afectados ciertos despachos asociados a la minería, en particular aquellos que requieren de insumos químicos para producir, o repuestos industriales, lo que a su vez puede repercutir en temas de seguridad. Otros sectores relativamente vulnerables pueden ser la construcción, el retail o comercio mayorista, la industria forestal, la pesca industrial, y el sector químico y farmacéutico. Además, la industria logística también se ve afectada con cuellos de botella en bodegas, puertos y centros de distribución”.

En ese sentido, los académicos coinciden en que, si la escasez de conductores profesionales no se aborda con prontitud, Chile podría enfrentar una serie de impactos estructurales en su sistema logístico y económico. “En primer lugar, la competitividad de sectores clave como la agroindustria, minería, manufactura y forestal se vería comprometida debido a mayores costos logísticos y una menor capacidad para cumplir con estándares internacionales de entrega. En segundo lugar, el costo del transporte terrestre tendería a subir sostenidamente, lo que impactaría a toda la cadena de distribución, encareciendo los productos de consumo masivo e incidiendo directamente en la inflación”, explicó de Grange.

Por otra parte, la falta de conductores podría incentivar prácticas informales con empleadores contratando a trabajadores no calificados o sometidos a extensas jornadas, lo que incrementaría los riesgos de accidentes y afectaría la seguridad vial. “La manera de subsanar esto no es dejar a los camiones parados, no se detienen los camiones lo que sí tenemos son conductores explotados y manejando en malas condiciones en términos de horas de conducción, de no respetar los descansos, de tener turnos permanentes o derechamente la informalidad. Que exista gente manejando sin tener las capacitaciones adecuadas, sin tener los permisos y licencias que corresponden”, aseguró Julio Villalobos.