Logística y Distribución
Drones en la logística: promesas, límites y lo que Chile aún debe resolver
Los pilotos internacionales avanzan, pero expertos advierten que los drones siguen siendo un complemento y no un sustituto del reparto tradicional. Regulación, seguridad y aceptación social aparecen como los ejes críticos para cualquier implementación en Chile.
El uso de drones en logística vuelve a posicionarse en la agenda global a medida que grandes operadores internacionales amplían pilotos de entrega y avanzan hacia operaciones autónomas. La combinación de nuevas tecnologías, mejoras en autonomía y certificaciones para vuelos más allá de la línea de visión está impulsando casos de uso en sectores como retail, comercio electrónico, salud y distribución ligera. Sin embargo, la experiencia acumulada en mercados pioneros confirma que los avances han sido más graduales que disruptivos, con una adopción que todavía se concentra en nichos definidos y bajo estrictos marcos regulatorios.
La masificación del reparto aéreo enfrenta retos técnicos, normativos y sociales que van desde el ruido y la seguridad hasta la privacidad y la aceptación comunitaria. A pesar de que empresas como Walmart, Wing, Flytrex y Uber están logrando hitos relevantes en Estados Unidos, las operaciones siguen condicionadas por el clima, la infraestructura disponible, la capacidad de gestionar flotas completas en zonas urbanas y la necesidad de contar con certificaciones avanzadas. En el caso chileno, la discusión se cruza con brechas normativas, riesgos operacionales y desafíos territoriales que podrían ralentizar su adopción, incluso si la tecnología continúa evolucionando.
Rodrigo Garrido, director del Centro Interdisciplinario de Data Science de la Universidad Diego Portales, subraya que los avances internacionales deben analizarse con realismo. “La adopción de drones para entregas debe evaluarse desde una perspectiva integral que considere tanto los avances tecnológicos como los beneficios reales para la sociedad”, advierte. Según explica, la mayor parte de los pilotos actuales se mueve en “nichos logísticos específicos como servicios de salud, emergencias y reparto suburbano liviano”.
Garrido recalca que los casos globales muestran resultados mixtos y “las experiencias de Amazon y Walmart demuestran mejoras en tiempos de entrega, pero sin lograr sustituir completamente el transporte terrestre tradicional”. A esto suma que la operación ha encontrado resistencia ciudadana y ejemplifica señalando que “los problemas de ruido y las molestias a las comunidades han generado rechazo social, como ocurrió en Dublín con las operaciones de Manna Aero”.
Los riesgos operacionales también son una alerta. “Los accidentes se han materializado en varias ocasiones: Amazon suspendió temporalmente sus entregas tras choques en vuelos de prueba y en Texas un dron quedó enganchado en cables, interrumpiendo servicios de internet”, señala Garrido quien agrega que a ello se suman limitaciones climáticas que “restringen significativamente su viabilidad práctica”.
En ese contexto, operar drones a escala implica desafíos mayores. “La operación comercial no implica uno o dos drones, sino flotas completas circulando simultáneamente”, advierte y esto genera riesgos de seguridad, contaminación visual e impactos en la privacidad, puntos que deben estar incorporados en la regulación.
El académico de la Universidad Católica de Valparaíso, Franco Basso, coincide en que la tecnología aún es de nicho. “Sigue siendo algo que debe verse como un complemento a la logística tradicional y no como un reemplazo”, sostiene. Explica que los pilotos avanzan en situaciones específicas “que lo permiten por temas de seguridad y por ciertos mercados que habilitan operar”. El académico agrega que la aceptación ciudadana será clave ya que “todavía hay mucha gente que espera que llegue una persona a entregar los paquetes. Si llega una máquina, puede generar problemas, y esto aplica tanto a drones como a robots autónomos”.
Basso también destaca limitaciones particulares del caso chileno ya que “hay dificultades extra relacionadas con seguridad: cómo evitar que los drones se dañen o que existan robos”. A ello se suman condiciones geográficas complejas porque “en algunos lugares de Chile, el viento y la infraestructura limitada para carga de baterías son desafíos relevantes”.
Ambos expertos coinciden en que el principal freno es regulatorio. Garrido advierte que, aunque existe la norma DAN 151, Chile necesita un marco específico para operaciones BVLOS, necesario para autorizar vuelos rutinarios y masivos más allá de la línea de visión del operador. Basso complementa que “es indispensable avanzar en gobernanza aérea para que los vuelos automáticos puedan operar sin supervisión directa, porque no es sostenible mantener a una persona monitoreando cada dron”.
A nivel global, operadores continúan avanzando. Walmart expandirá su servicio de Wing a 100 tiendas adicionales lo que permitirá entregar en minutos a millones de hogares. Para la empresa, se trata de un paso clave para “ampliar los límites de la comodidad” y acelerar su estrategia omnicanal. En paralelo, Uber anunció una alianza con Flytrex para integrar drones autónomos en Uber Eats, en este caso la certificación BVLOS otorgada por la FAA permitirá cubrir distancias mayores y mejorar los tiempos de entrega. La empresa destaca que la logística aérea reduce huella de carbono y complementa su red multimodal.
La industria logística identifica también aplicaciones de mayor adopción futura. Según DHL, los drones están ganando terreno en vigilancia perimetral, inspección de infraestructura y control de inventario, donde pueden operar en espacios privados sin las restricciones de vuelos urbanos. “La inteligencia artificial permite a los drones ver y comprender su entorno, identificando y evitando obstáculos en tiempo real”, explica la empresa.
En terrenos remotos o de difícil acceso, Basso reconoce oportunidades reales ya que “podría haber pilotos en minería, zonas rurales o urgencias médicas”. Sin embargo, insiste en que incluso ahí “serán complementos al transporte tradicional”. En tanto, Garrido coincide en la proyección acotada y no es particularmente optimista en términos de mejoras significativas en tiempos de entrega o reducción de costos totales para el consumidor. A su juicio, el futuro dependerá de cómo Chile gestione variables como “ruido, seguridad, contaminación visual y privacidad”.
Ambos especialistas estiman que la adopción masiva no ocurrirá en el corto plazo. “No creo que dentro de cinco años haya algo masivo. Quizás en diez años podríamos comenzar a ver algo un poco más establecido”, afirma Franco Basso.
El avance de los drones en la logística es innegable, pero aún está lejos de transformarse en la norma. La tecnología promete eficiencia, autonomía y nuevas capacidades, pero su escalabilidad dependerá de factores que exceden lo técnico. En Chile, tanto la regulación como la confianza ciudadana serán determinantes para que el país pueda pasar de pruebas aisladas a un modelo operativo sostenible.