Comercio Internacional
Geopolítica tensa y doble alineamiento: ¿Cuáles son los riesgos para Chile?
El avance de Estados Unidos en el hemisferio y la expansión económica de China generan un escenario incierto para la región. El ex embajador de Chile en China, Jorge Heine, advierte que Chile deberá reforzar su equilibrio estratégico para proteger su comercio exterior, conectividad marítima y vínculos con Asia.
Las tensiones entre Estados Unidos y China están redefiniendo el equilibrio global y generan efectos directos sobre los flujos comerciales, las inversiones estratégicas y la conectividad marítima en Sudamérica. En este escenario, la región enfrenta presiones externas crecientes, un reordenamiento militar en el hemisferio occidental y el avance sostenido del capital asiático en infraestructura clave, desde puertos hasta corredores logísticos.
A este panorama se suma la necesidad de respuestas coordinadas entre los países latinoamericanos, al tiempo que emergen nuevos referentes como el Sudeste Asiático, cuya experiencia de integración ofrece pistas sobre cómo resguardar autonomía en un entorno marcado por disputas económicas, aranceles, restricciones tecnológicas y una competencia de potencias que impacta directamente en la estabilidad exportadora de naciones como Chile.
En el marco del webinar organizado por la Fundación Chilena del Pacífico, el exembajador de Chile en China, Jorge Heine, plantea que la región enfrenta un cambio acelerado en la correlación de poder. “Poca duda hay de que Estados Unidos está reafirmando su presencia en el hemisferio occidental en materia militar”, advierte a la luz de una tensión que se amplifica con mensajes directos desde Washington. “El presidente Trump incluso ha dicho que no solo Venezuela podría ser atacada militarmente, sino también Colombia e incluso otras naciones. Obviamente esto es ponerle una pistola al pecho a nuestros países”.
Sostiene además que este escenario obliga a respuestas coordinadas. “Esto subraya la importancia de que haya algún tipo de respuesta colectiva de nuestros países a este enorme desafío”, sostiene ya que, en paralelo, la presencia económica de China sigue creciendo con proyectos emblemáticos como “el puerto de Chancay que es un ejemplo de lo que la inversión china puede lograr”.
Para el diplomático, la narrativa sobre la amenaza estratégica del proyecto peruano ignora su origen. “El puerto de Chancay es una iniciativa privada peruana. La empresa Volcan fue primero a Estados Unidos y Europa a buscar inversionistas. No hubo interés. Fueron a China y sí hubo interés”, explica y advierte que la menor inversión estadounidense en Sudamérica abrió espacio a Beijing ya que “su presencia en América Latina se da, entre otras razones, por la retirada de Estados Unidos de la región en materia de inversión, sobre todo en Sudamérica”.
Un caso que, según Heine, ilustra los riesgos de ceder a presiones es Panamá. “La política del gobierno de ese país ha sido básicamente ceder ante todas las demandas del gobierno del presidente Trump”, sostiene y recuerda peticiones como expulsar a empresas de Hong Kong de puertos locales, permitir presencia militar o eximir de peajes a buques estadounidenses. “Mientras más se cede, mayores son las demandas”, resume.
El contraste está en países que han resguardado posiciones. “Brasil se mantuvo firme ante aranceles del 50% y sanciones inéditas. ¿Cuál fue el resultado? Estados Unidos le bajó los aranceles”, subraya. Para el ex embajador esa experiencia valida el “no alineamiento activo” como estrategia pragmática.
Respecto al rol de Chile, advierte que la continuidad es clave. “Hay una línea fina entre buscar pleito y mantener los principios de la política exterior chilena”, indica y asegura que el país debe seguir defendiendo el multilateralismo sin caer en reacciones a interpretaciones políticas. “Lo que dijo el presidente Boric en la reunión China-CELAC fue que Chile respeta los principios del multilateralismo y del libre comercio. Esa no es una crítica directa”, recuerda.
El exembajador señala que Chile ha construido su posición internacional sobre dos pilares centrales: apertura comercial y vínculo con Asia. “Chile es hoy el país con más tratados de libre comercio en el mundo. Un 40% de nuestras exportaciones van a China y un 60% a Asia. ¿Debemos abdicar de eso porque el actual incumbente en la Casa Blanca no cree en estos principios?”, se pregunta Jorge Heine.
Lecciones desde ASEAN y el nuevo reordenamiento global
El académico mira al Sudeste Asiático como referencia para América Latina. “ASEAN presenta paralelos notables con nuestra región”, señala y agrega que su diversidad económica y política va desde economías como Singapur hasta países de bajo ingreso que, “sin embargo, trabajan en forma conjunta y se han transformado en un actor diplomático clave. Si los países deben alinearse con la gran potencia del barrio, ¿por qué en Asia no se alinean con China y buscan protección de Estados Unidos?”, cuestiona. El razonamiento demuestra que la autonomía estratégica es posible.
Sobre la relación Washington-Beijing, Jorge Heine identifica algunas señales mixtas y explica que “el presidente Trump ha tenido una línea muy dura, pero a él le gusta llegar a acuerdos. Le gustaría hacer un gran acuerdo con China”. No desconoce las tensiones internas en Estados Unidos, pero ve espacio para avances. “Este año cierra con ciertos rayos de esperanza”, sostiene y asegura que el desenlace de esa relación es decisivo para Chile. “Estas son las mayores economías del mundo. Si logran consenso en aranceles, tierras raras o semiconductores, sería muy alentador”, proyecta.
El diplomático plantea que los cambios de gobierno no deben alterar nuestra política exterior ya que “la predictibilidad y la continuidad han sido centrales para Chile. No se necesita añadir grandes disrupciones en una época tan convulsa”. Cita ejemplos nacionales como “el primer gobierno del presidente Sebastián Piñera que continuó con una política exterior de Estado y a Chile le fue muy bien. En contraste, el segundo gobierno tuvo enorme discontinuidad”.
De cara al futuro, Heine recomienda una estrategia clara. “El próximo gobierno tiene la oportunidad de seguir con una política que le ha venido muy bien al país: mantener una muy buena relación tanto con Washington como con Beijing. Si Chile mantiene una política basada en los principios del no alineamiento activo, le puede ir muy bien”, concluye.