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Logística y Distribución

La logística inversa se consolida como eje estratégico del comercio electrónico

Cada producto que regresa exige procesos definidos como recepción y evaluación.

El aumento sostenido de devoluciones en las compras online obliga a los centros de distribución a integrar procesos de logística inversa más ágiles, automatizados y centrados en la experiencia del cliente.

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El crecimiento del comercio electrónico ha transformado la gestión de devoluciones en una función crítica dentro de la operación logística. Lejos de ser un proceso auxiliar, la logística inversa hoy influye directamente en la planificación de inventarios, la eficiencia operativa y la satisfacción del consumidor.

En 2024, las devoluciones minoristas alcanzaron los US$890 mil millones, según la Federación Nacional de Minoristas de Estados Unidos, reflejando un desafío creciente para el sector. Solo el comercio online representó casi un 20% de esos movimientos, con picos de hasta 30% en rubros como vestuario y calzado. Las cifras demuestran que los flujos de retorno se han convertido en un componente estructural de la cadena de suministro moderna.

Cada producto que regresa exige procesos definidos como recepción, evaluación, clasificación y reintegración al inventario o a los canales secundarios de venta. Al mismo tiempo, los consumidores esperan políticas simples y sin costo, lo que obliga a las empresas a equilibrar la eficiencia con la fidelización. De hecho, más del 75% de los compradores declara que la facilidad de devolución influye en su decisión de compra.

Ante este escenario, las organizaciones están invirtiendo en automatización, análisis de datos y rediseño de almacenes para dar respuesta a los crecientes volúmenes. Sistemas de clasificación automatizada y software de trazabilidad permiten reducir tiempos y costos, mientras que las soluciones predictivas ayudan a anticipar tendencias de retorno y ajustar inventarios con precisión.

La logística inversa, antes vista como un costo inevitable, se ha convertido en una oportunidad de optimización y reputación. Las empresas que integran estos procesos de forma estratégica logran disminuir desperdicios, mejorar la rotación de productos y sostener la rentabilidad en un entorno cada vez más competitivo.