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Almacenamiento y bodegaje

Ubicación de bodegas: El impacto logístico de operar en zonas urbanas versus periféricas

¿Cerca o lejos? Las alternativas para ubicar un centro de distribución.

La localización de centros de almacenamiento incide directamente en el desempeño logístico de las empresas. Variables como lead time, densidad de pedidos, accesibilidad vial y cumplimiento de niveles de servicio (SLA) determinan si conviene operar cerca del cliente final o en áreas industriales periféricas.

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Una de las decisiones más importantes en la gestión logística es la definición de la ubicación de un centro de almacenamiento o bodega ya que impacta directamente en la capacidad de atender las necesidades del cliente. Una decisión que que se tomará en base a las necesidades de cada empresa para establecer si esas instalaciones se ubicarán en las zonas urbanas o en la periferia. En el contexto creciente de la última milla y el e-commerce pasa a ser una definición estratégica donde los encargados evaluarán los pro y contra de cada una de las opciones.

“La ubicación de un centro de almacenamiento debe responder ante todo a las necesidades del cliente, considerando tanto la oportunidad como la confiabilidad de las entregas. En el segmento B2C, se priorizan pedidos unitarios, frecuencias altas y ventanas horarias ajustadas, con mínima tolerancia a incumplimientos; por ello, conviene estar más cerca del consumidor. En el B2B, predomina la planificación anticipada, con pedidos de mayor volumen y lead times más amplios, lo que otorga mayor flexibilidad para operar desde zonas periféricas”, explica Karol Suchan, director del Centro de Innovación en Transporte y Logística de la Universidad Diego Portales.

En su opinión, también influirá la naturaleza del producto. Por ejemplo, artículos de alto valor unitario o perecibles justifican cercanía para reforzar la seguridad y la agilidad, mientras que productos de baja densidad de valor o no perecibles soportan distancias mayores si eso implica una reducción de costos. Uno de los puntos críticos es la accesibilidad al punto de entrega donde el tráfico urbano, las restricciones de circulación de camiones y la disponibilidad de zonas de carga pueden dificultar la operación.

Para el académico de la UDP, factores transversales como la eficiencia, para ofrecer un servicio competitivo sin encarecer innecesariamente; el impacto medioambiental, reduciendo kilómetros recorridos y usando vehículos sostenibles; y el cumplimiento normativo, en relación con ruido, congestión o emisiones también condicionan la decisión. En rigor, bodegas en zonas industriales que antes se ubicaban en la periferia enfrentan en la actualidad reclamos vecinales por ruido debido a la expansión urbana.

“En suma, la decisión requiere equilibrar el tipo de cliente, el volumen y frecuencia de pedidos, las restricciones horarias, la densidad de valor de los productos, el marco regulatorio y la sostenibilidad ambiental. Una estrategia robusta debe articular estos factores para cumplir SLA razonables y mantener la competitividad, evitando externalidades negativas y anticipando cambios normativos o urbanísticos que puedan impactar en el futuro”, sostuvo el director del Centro de Innovación en Transporte y Logística.

La conectividad es el factor clave a la hora de tomar una decisión.

Para la Senior Research Manager en CBRE, Ingrid Hartmann, “lo principal y más importante, no solo para los centros de almacenamiento sino para todo tipo de activos mobiliarios, es la ubicación. Si bien hay desarrollo y proyectos futuros de centros de bodegas nuevos, donde más se necesita y donde más se demanda es en centros que estén cerca del aeropuerto o con acceso directo desde las autopistas. Si estás ubicado cerca de la Costanera Norte o de la circunvalación Vespucio en sectores como Renca, Pudahuel o Maipú, es una zona muy vistosa. En la medida en que tengas una buena ubicación, y para el mercado industrial una buena ubicación significa cercanía a las carreteras, vas a estar bien. La ubicación siempre va a ser lo más importante”.

A su juicio, la cercanía con la autopista es crucial porque Santiago es una capital tiene gran conectividad porque todo el sistema de autopistas concesionadas que tiene la ciudad permite estar en prácticamente cualquier lugar en un tiempo de quince, veinte o máximo cuarenta minutos en horario punta. “Perfectamente puedes tener un gran centro en Pudahuel y desde ahí hacer tu distribución hacia cualquier parte de la Región Metropolitana porque con todas las autopistas que tenemos, es muy factible que puedas hacer el delivery en el mismo día teniendo solamente un punto de distribución dentro de la zona poniente”, explicó Ingrid Hartmann.

La ventaja de ubicarse cerca de centros urbanos

“Ubicar un centro de distribución dentro de la ciudad ofrece ventajas claras para servicios donde la inmediatez y la flexibilidad son prioritarias. Los plazos de entrega extremadamente cortos (same-day o incluso en pocas horas) solo son viables si el inventario está próximo al cliente. Asimismo, muchas entregas urbanas imponen ventanas horarias estrictas, en las que el cliente, por ejemplo, un hogar o una pequeña oficina, solo puede recibir en horarios muy acotados, lo que obliga a programar rutas con precisión", sostuvo Karol Suchan.

Agregó que "en un contexto de pedidos unitarios o de picking intensivo —típico del e-commerce— la cercanía facilita reorganizar rutas ante cambios de último minuto, y optimizar la logística inversa para devoluciones. Además, operar dentro de la ciudad reduce el kilometraje de la última milla, lo que contribuye a disminuir la huella de carbono. Esto se refuerza si se pueden utilizar bicicletas de carga, vehículos eléctricos livianos, o incluso integrarse a redes de transporte público para entregas de pequeño volumen”. 

Otra de las ventajas de contar con centros de distribución en la cercanía de centros urbanos radica en la alta densidad de pedidos. Un radio pequeño de operación puede incluir decenas o cientos de destinos, maximizando la eficiencia de ruta y reduciendo costos por entrega. Ahora, estas ventajas conllevan desafíos como lo costoso que pueda resultar el suelo o que los espacios son más pequeños, incluso que las normativas urbanas son cada vez más restrictivas respecto a circulación de camiones (especialmente los más grandes, que reabastecen el centro), a las emisiones y el ruido que se provoca en las operaciones.

Zonas periféricas permiten encontrar precios más bajos.

Además de la cercanía a los centros urbanos, para la Senior Research Manager de CBRE, Ingrid Hartmann, una ciudad conectada como Santiago hace que sea un lugar propicio para este tipo de industria. “Además de la conexión con las zonas habitacionales a través de las autopistas, tienes la conexión con el Aeropuerto Internacional que es una de las principales zonas de importación. También, desde la zona poniente en Pudahuel tienes una conexión directa, a través de la Ruta 68, con el Puerto de Valparaíso, y por la Ruta 78 con el Puerto de San Antonio, las dos principales fuentes de importaciones que tiene el país. Entonces, hoy día tienes una zona como bien virtuosa desde ese punto de vista”.

El valor de ubicarse en la periferia de la ciudad

Las zonas periféricas o industriales permiten aprovechar precios de suelo más bajos, mayor disponibilidad de espacio y menores restricciones de operación. Esto facilita consolidar grandes inventarios, procesar pedidos voluminosos con pallets o camiones completos, y atender clientes con menos urgencia o mayor flexibilidad en los plazos. “También son idóneas para productos de baja densidad de valor, en los que el costo logístico no puede absorber rentas elevadas de suelo urbano”, explicó el director del Centro de Innovación en Transporte y Logística de la UDP, Karol Suchan.

Los parques logísticos periféricos ofrecen accesibilidad para vehículos pesados, infraestructura adaptada a la operación 24/7 y un menor nivel de congestión vial, cuestión relevante cuando se requiere integrar redes de transporte ferroviario, portuario o aeroportuario, que suelen concentrarse en corredores industriales. De todas maneras, el académico sostuvo que “las bodegas periféricas pueden generar externalidades negativas en el entorno con el paso del tiempo, sobre todo si el crecimiento urbano alcanza esas zonas y transforma el uso de suelo circundante. Además, la mayor distancia al cliente final implica recorrer más kilómetros en la última milla, lo que aumenta las emisiones si no se compensa con tecnologías más limpias o con puntos de consolidación intermedios”.

Por otra parte, la ubicación de los centros logísticos condiciona directamente la capacidad de cumplir los acuerdos de nivel de servicio (SLA) ya que cuando se exige inmediatez es indispensable mantener inventario cerca del cliente, ya sea en centros urbanos o a través de microhubs. Para Karol Suchan, “esto garantiza rapidez y flexibilidad ante variaciones de demanda, además de optimizar la logística inversa. Sin embargo, supone afrontar altos costos de arriendo, limitaciones de espacio y regulaciones urbanas cada vez más estrictas”.

En cambio, el académico de la UDP aclaró que si los SLA toleran plazos de 24 a 48 horas y la flexibilidad horaria es mayor, los centros periféricos resultan adecuados, con menores costos operativos, mejor infraestructura para camiones y posibilidades de ampliación. Su principal reto es planificar la última milla para no perder competitividad y limitar el impacto ambiental de trayectos más largos. “Un camino intermedio son los modelos híbridos, que combinan un gran almacén periférico con microhubs urbanos. Esta arquitectura permite beneficiarse de costos bajos en la periferia y garantizar SLA estrictos en zonas densas, pero introduce desafíos: reabastecimiento frecuente de los microhubs, gestión de inventarios fraccionados, necesidad de tecnologías avanzadas de control y restricciones normativas para las operaciones de carga en la ciudad”.

“En síntesis, elegir la ubicación adecuada implica analizar el tipo de cliente, la densidad de valor de los productos, el volumen y la frecuencia de pedidos, junto con la capacidad de la red de transporte y las regulaciones locales. La clave está en orquestar centros principales, microhubs y flotas sostenibles para ofrecer un servicio confiable, competitivo y con la menor huella ambiental posible”, concluyó Karol Suchan.