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Comercio Internacional

Bolivia se abre al mercado: ¿Reimpulso para los puertos del norte de Chile?

El tránsito de mercancías con Bolivia pasó de 436 mil a más de 526 mil toneladas.

La llegada de un gobierno pro mercado en Bolivia podría transformar la dinámica del comercio exterior chileno y potenciar a Arica e Iquique como ejes logísticos del corredor bioceánico. Expertos advierten que el desafío será acompañar el mayor flujo de carga con eficiencia y coordinación binacional.

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La asunción del nuevo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, abrió una etapa de expectación en los sectores logísticos y portuarios del norte de Chile. Su programa de apertura económica y reducción de aranceles plantea un giro relevante frente al modelo de corte estatista que predominó en las últimas dos décadas, y podría redefinir los flujos de comercio exterior y transporte marítimo que conectan a ambos países.

Los puertos de Arica e Iquique, históricamente dependientes de las cargas bolivianas, observan con atención este cambio de escenario. La Empresa Portuaria Iquique (EPI) ha mostrado un sostenido crecimiento durante 2025, proyectando superar los 3 millones de toneladas movilizadas, un hito que consolida su papel como nodo logístico de Tarapacá. “Pese a que 2025 comenzó con escenarios desafiantes, hemos alcanzado un ritmo operativo positivo”, señaló el gerente general de EPI, Rubén Castro.

El ejecutivo agregó que el contexto regional ofrece señales de optimismo. “Estamos atentos a la reactivación económica que comenzará a vivir Bolivia, principal cliente del puerto y motor del comercio exterior en la región, así como al interesante potencial que tendrá la recién aprobada ley que abre el cabotaje marítimo para naves extranjeras”, indicó.

Durante el primer semestre del año, el puerto de Iquique evidenció un alza de 29% en el movimiento total de carga respecto de 2024, alcanzando 1,67 millones de toneladas. Las importaciones crecieron 45% y las exportaciones 14%. Particularmente destacable fue el aumento del tránsito de mercancías hacia Bolivia, que pasó de 436 mil a más de 526 mil toneladas, un 20% más que el año anterior.

Castro destacó el rol de la comunidad portuaria en este desempeño. “Hemos impulsado iniciativas para mejorar la competitividad de nuestro terminal multi-operado, junto con la empleabilidad y capacitación de los trabajadores portuarios. Además, las señales de reactivación del mercado boliviano refuerzan nuestra perspectiva de crecimiento para el cierre de año”, indicó.

En el caso de Arica, el movimiento logístico también se ajusta para responder a mayores flujos. La Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) implementará un piloto de transporte bimodal integrando la operación ferroviaria con el puerto, y la comunidad logística local trabaja en la optimización de turnos, metros cuadrados y despacho diferido de carga boliviana.

Una apertura mayor podría aumentar el intercambio comercial entre ambos países.

Mario Moya, presidente del directorio de la Empresa Portuaria Arica, recordó que el Antepuerto construido años atrás fue decisivo para ordenar el tránsito. “Con una capacidad para más de 200 camiones, principalmente del comercio exterior de Bolivia, hemos logrado reducir la congestión vial y mejorar la eficiencia de atención en el terminal”, explicó.

Desde una perspectiva económica, Antonio Espinoza, investigador del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) de la Universidad Diego Portales, advierte que el cambio en La Paz puede tener implicancias directas en el comercio chileno. “Con la llegada del nuevo presidente y sus propuestas pro mercado, se generan grandes oportunidades y desafíos para el comercio exterior chileno y la industria portuaria”, señaló.

Espinoza subrayó que una apertura mayor podría aumentar el intercambio comercial entre ambos países, que en 2024 alcanzó los 1.199 millones de dólares, con un crecimiento promedio de 3,3% anual entre 2019 y 2024. “Bolivia movilizó 6,5 millones de toneladas de carga marítima en 2023, de las cuales 67% pasaron por puertos chilenos. En tanto, el Puerto de Iquique movió más de 900 mil toneladas de carga boliviana, equivalentes al 34% de su volumen total anual”, precisó.

El economista enfatizó que, aunque las expectativas de crecimiento del PIB boliviano para 2025 siguen siendo modestas -en torno al 0,6% según el FMI-, el impulso comercial que podría derivar de una reducción de aranceles y una política más abierta “genera oportunidades para reforzar acuerdos bilaterales, mejorar la eficiencia logística y atraer nuevos servicios portuarios”.

Para Álvaro Peña, consejero del Consejo de Políticas de Infraestructura, el impacto trasciende las cifras inmediatas. “El cambio de gobierno en Bolivia podría representar una oportunidad estratégica para fortalecer la integración regional y consolidar el rol de los puertos del norte de Chile como plataformas logísticas del corredor bioceánico”, sostuvo.

Peña añadió que una mayor estabilidad institucional en Bolivia permitirá planificar a largo plazo y “si el nuevo gobierno impulsa políticas de diversificación productiva y expansión de exportaciones no tradicionales, el norte de Chile se beneficiará con un aumento sostenido en volúmenes y en demanda de servicios logísticos especializados”.

El Antepuerto de Arica es clave para el comercio entre Chile y Bolivia.

Por su parte, el analista internacional Guillermo Holzmann amplió la mirada hacia el entorno geopolítico. “El cambio de gobierno no solo marca el fin de 20 años de dominio ideológico del MAS, sino también la posibilidad de que Bolivia asuma desafíos estratégicos internos para recuperar equilibrio macroeconómico y estabilidad”, explicó.

Holzmann subrayó que el nuevo gobierno deberá alinear al Congreso y a la estructura burocrática estatal para implementar reformas efectivas. “Rodrigo Paz Pereira tendrá que diseñar un equilibrio entre la situación interna y las relaciones internacionales, donde la presión de Estados Unidos será fundamental”, señaló.

En ese marco, el experto considera que Chile debe prepararse para una nueva etapa de diálogo prudente y técnico. “La relación bilateral podría dinamizarse, pero requiere coordinación en áreas como aduanas, servicios portuarios, derecho de mar y conectividad. Si ambos gobiernos logran construir confianza, sería posible incluso discutir la reanudación de relaciones diplomáticas a nivel de embajador”, apuntó.

El corredor bioceánico, recordó Holzmann, sigue siendo un elemento central: “Aunque hoy no pasa directamente por Bolivia, el país mantiene un rol clave como enlace para las exportaciones de Brasil y para su propio comercio. Una negociación técnica y diplomática bien estructurada puede transformar esta realidad en una oportunidad regional de desarrollo”.

El nuevo ciclo político en Bolivia, con su potencial de apertura económica y estabilización institucional, redefine los escenarios logísticos del norte chileno. Arica e Iquique se posicionan como puertas naturales de acceso al Pacífico para la carga boliviana y puntos estratégicos para el comercio sudamericano.

En ese contexto, cómo Chile logre acompañar este proceso dependerá el aprovechamiento pleno de sus ventajas logísticas. Una mayor eficiencia portuaria, coordinación público-privada y políticas pro integración podrían convertir la coyuntura boliviana en un motor de desarrollo sostenido para la macrozona norte.