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Logística y Distribución

Cómo adaptarse a la logística urbana en la era del comercio electrónico

El parque vehicular aumentó un 80% lo que genera retraso en las entregas.

El crecimiento poblacional y del comercio electrónico exige soluciones integrales para la distribución urbana, combinando eficiencia, seguridad y sostenibilidad. El director del Departamento de Transportes y Logística de la Universidad Católica, Ricardo Giesen, analizó las presiones que enfrenta la logística urbana en Santiago y el mundo.

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La concentración poblacional en las grandes ciudades y el crecimiento del comercio electrónico han transformado la dinámica urbana, incrementando la congestión, la demanda de entregas inmediatas y la presión sobre la infraestructura vial. Estos factores afectan directamente los costos logísticos y, por ende, los precios que pagan los consumidores. 

En Santiago, la población urbana ha crecido aproximadamente un 8% en la última década, alcanzando cerca de 7 millones de habitantes y paralelamente, el parque vehicular aumentó un 80%, totalizando alrededor de 2,35 millones de automóviles. Esta combinación genera congestión, retrasa los traslados y reduce la confiabilidad de los tiempos de entrega para el transporte de carga. 

Por otra parte, la expansión del comercio electrónico ha impulsado la apertura de centros de distribución urbanos o dark stores, ubicados en zonas costosas para garantizar entregas rápidas. Al mismo tiempo, los grandes centros de consolidación de contenedores se sitúan cada vez más alejados de los centros de consumo, aumentando la participación de vehículos más pequeños y frecuentes, lo que eleva la congestión urbana.

En el marco del seminario titulado “Logística Urbana: Congestión Con Gestión” -organizado por el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)-, el director del Departamento de Transportes y Logística de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), Ricardo Giesen, analizó las presiones que enfrenta la logística urbana en Santiago y el mundo, así como las estrategias para mejorar la eficiencia y sostenibilidad en la operación de distribución de última milla.

A juicio del académico, en la actualidad las ciudades implementan restricciones de acceso, tamaño y peso de vehículos, así como limitaciones horarias para el tránsito de carga. Si bien buscan reducir externalidades como emisiones y congestión, advierte que, en muchos casos, estas políticas pueden ser contraproducentes: trasladar la misma carga en vehículos pequeños genera más contaminación y tráfico que en uno de mayor tamaño.

“Si lo pensamos desde la perspectiva de los vehículos de carga, normalmente lo que tiende a suceder cuando aumenta la congestión es que los alcaldes, tratando de pensar en el bien común, muchas veces imponen nuevas restricciones y controles lo que va a disminuir la velocidad de los vehículos, y cuando aumenta la congestión y disminuye la velocidad lo que ocurre también es que disminuye la confiabilidad de los traslados”, explicó el Ingeniero Civil Industrial y Magíster en Ciencias de la Ingeniería de la PUC.

Los centros de consolidación urbana permiten redistribuir mercancías desde vehículos grandes a pequeños, mejorando la eficiencia, aunque requieren coordinación, subsidios y control estatal, lo que limita su éxito fuera de países con regulación fuerte. Por otra parte, existen soluciones más simples y costo-efectivas, facilitando la entrega rápida en zonas críticas. Además, enfatiza la necesidad de tratar la calle como un recurso escaso y redefinir su uso.

A su juicio, “es importante empezar a pensar cómo vamos a tarificar el espacio vial, cómo vamos a definir el uso de carriles exclusivos para buses, para logística sostenible, ciclovías con medidas claves para realizar modos más eficientes y limpios, pero tenemos que compatibilizarlo y en el diseño entender que tenemos que garantizar las entradas y salidas a los lugares donde hay que ir a dejar carga”. 

Espacios reservados para la carga y descarga asoma como una solución.

Bahías de carga y descarga, una posible solución

El experto destacó que la información de tráfico en tiempo real y la gestión de flotas son habilitadores clave de soluciones más flexibles. Estas herramientas requieren colaboración entre autoridades, operadores logísticos y comerciantes para optimizar rutas, mejorar la eficiencia y disminuir costos operativos.

Uno de los conceptos que podrían ser un aporte a la logística urbana en nuestro país son las bahías de carga y descarga, de rápida implementación, costo efectivas, fáciles de explicar y requieren de mucha fiscalización. “En Santiago no tenemos mucha experiencia con esto, pero podría ser una de las grandes oportunidades que tengamos. Tener reservados los espacios para los vehículos y que pueden hacer una descarga más rápida porque tenemos que pensar que los vehículos que hacen entrega pasan la mayor parte de su tiempo parado, un vehículo que hace despacho normalmente pasa más de la mitad de su tiempo detenido haciendo entregas”, explicó.

El académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile agregó que “por un lado, el crecimiento del comercio electrónico y la demanda de entrega inmediata, están transformando la logística urbana aumentando la presión sobre la infraestructura vial y el espacio público. La congestión y las emisiones deberían seguir creciendo si no se replantea la forma en que usamos y gestionamos las calles. El objetivo no es sólo transportar mercancías, sino que hacerlo de una manera compatible con la habitabilidad y sostenibilidad de la ciudad”.

Por otra parte, indicó que “las políticas tradicionales de restricción de acceso horario y zonas prohibidas han mostrado un impacto limitado, incluso contraproducente, y es necesario combinar las resoluciones de eficiencia operacional y rediseño del espacio urbano. Entonces, las sugerencias son planificar estratégicamente ubicaciones de bodegas urbanas y promover centros de consolidación que podrían reducir viajes innecesarios y mejorar la eficiencia”.

En su opinión, la logística efectiva exige políticas adaptativas y evaluación constante de impactos, y la transición debe ser gradual y colaborativa, involucrando tanto a actores privados como públicos, buscando compatibilizar eficiencia, seguridad y habitabilidad de la ciudad. “La logística urbana es inviable hasta que falla”, concluyó Giesen, recordando que la coordinación de todos los actores y la planificación del espacio público son fundamentales. Inversiones en tecnología, centros de consolidación y rediseño urbano permitirán que las ciudades soporten el crecimiento del comercio electrónico y mantengan eficiencia, sostenibilidad y seguridad en la distribución urbana.