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Logística y Distribución

Ciberseguridad: Un factor crítico en los centros logísticos automatizados

La creciente automatización obliga a tomar todos los resguardos necesarios.

La digitalización en bodegas y centros de distribución ha aumentado la eficiencia operativa, pero también ha expuesto al sector logístico a riesgos cibernéticos cada vez más complejos. La nueva Ley Marco de Ciberseguridad en Chile y los avances tecnológicos apuntan a construir cadenas más resilientes.

La automatización está redefiniendo la operación logística. Sistemas de gestión de bodegas (WMS), sensores IoT, robots autónomos y plataformas conectadas han permitido acelerar procesos, reducir errores y optimizar la trazabilidad. Sin embargo, esta nueva infraestructura digital también ha ampliado la llamada "superficie de ataque", es decir, los puntos vulnerables frente a amenazas cibernéticas.

Cada uno de estos dispositivos pueden ser vulnerables si no se toman las precauciones necesarias. Algunos aún funcionan con software antiguos o sin las actualizaciones de seguridad necesarias, lo que los convierte en blancos fáciles. Además, si las redes internas no se segmentan adecuadamente, un problema en un área puede escalar rápidamente y afectar toda la operación provocando serios problemas a toda la cadena logística.

Uno de los ejemplos más importantes fue el ataque del ransomware NotPetya, que en el año 2017 paralizó la operación global de A.P. Moller‑Maersk, impactando 80 terminales portuarias y provocando pérdidas por cerca de 300 millones de dólares. Otro caso relevante fue el ataque cibernético a la empresa logística Toll Group en el año 2020 donde sus sistemas de reserva quedaron bloqueados provocando importantes retrasos en las entregas y la consiguiente pérdida de confianza de clientes.

En el año 2021, una bodega de alimentos en Estados Unidos que estaba automatizada con robots sufrió un ataque de ransomware que obligó la detención completa del picking y despacho por más de 24 horas. El daño reputacional para la empresa fue alto y el costo operativo se estimó en varios miles de dólares. Por otra parte, en Europa, fabricantes logísticos alertaron sobre dispositivos IoT mal configurados en centros de distribución que abrieron puertas a intrusiones externas sin detección inmediata.

En Chile, esta preocupación ha ganado protagonismo. Álvaro Peña, director del Doctorado en Industria Inteligente de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, explicó que “la automatización creciente en centros logísticos ha generado beneficios operativos, pero también nuevas vulnerabilidades frente a ciberataques. Empresas locales, desde retail hasta distribución industrial, han comenzado a depender de tecnologías conectadas que, sin la adecuada protección, quedan expuestas a amenazas digitales y sabotajes informáticos”. Enfatizó además la necesidad de implementar protocolos estrictos de acceso, monitoreo constante, capacitación especializada y respaldo permanente de información crítica.

El error humano sigue siendo un factor de alto riesgo en las operaciones.

Desde una mirada técnica, Angélica Barría, académica de UNICAP México y de la Universidad Mayor en Chile, advirtió que “con la automatización en auge, los centros de distribución están más conectados que nunca. Robots, sensores, sistemas WMS, todo funciona en red. Pero esa conectividad, aunque trae eficiencia, también abre la puerta a nuevas amenazas”. Entre los principales riesgos, destaca el uso de software obsoleto, la falta de parches de seguridad en dispositivos IoT y la escasa segmentación de redes internas. “Un problema en un solo sensor puede escalar y comprometer toda la operación si las redes no están adecuadamente aisladas”, alertó.

El error humano sigue siendo otro factor de riesgo. Contraseñas débiles, falta de autenticación multifactor y desconocimiento de amenazas como el phishing siguen afectando incluso a operadores experimentados. Por eso, es fundamental la adopción de una cultura de prevención ya que no basta con un buen sistema operativo, se necesita una estrategia que incluya auditorías, parches permanentes, segmentación Zero Trust y simulacros de respuesta ante incidentes.

Para Nicolás Boettcher, investigador del Centro de Innovación en Transporte y Logística (CITYLOG) de la Universidad Diego Portales, “los centros de distribución automatizados tienen una fuerte dependencia de las tecnologías, por lo que hay que detectar claramente cuáles son las diversas funcionalidades que permiten la automatización y monitorearlas. Dentro de estas posibles amenazas, hay que considerar el software que se utiliza. Al igual que cualquier dispositivo tecnológico, este software debe estar actualizado a sus últimas versiones, evitando así que sea víctima de ataques que se aprovechan de vulnerabilidades conocidas”.

El académico agregó que “dado que el software estará controlando maquinarias, robots, entre otros equipos, es fundamental que las comunicaciones sean monitoreadas para evitar filtración de información o accesos no permitidos. Tanto el software como el hardware debe ser monitoreado para poder determinar posibles anomalías y evitar fallas como agotamiento de baterías, sensores descalibrados, por lo que el uso de KPIs es fundamental para lograr monitorear el correcto funcionamiento de toda la maquinaria. Todo lo anterior puede verse afectado a través de ataques cibernéticos, por lo que abrir las puertas de la tecnología al proceso de logística requiere tener una observabilidad mucho mayor de la operación”.

La logística y el transporte tienen foco en la ciberseguridad.

En su opinión, las soluciones de ciberseguridad deben lograr interpretar los registros que genera cada sistema de manera individual y a partir de ellos tomar decisiones que consideren los registros de cada una. Debido a la gran cantidad de proveedores, no se puede asegurar la interoperabilidad de todos los equipos, como que el sensor de una marca genere registros en el mismo formato que los de otro proveedor. Para esto se debe centralizar y procesar la información para que se puedan tomar decisiones a partir de ella.

El aporte de la Ley Marco de Ciberseguridad

La importancia de estas medidas no es solo teórica. En 2024, Chile aprobó la nueva Ley Marco de Ciberseguridad, que desde 2025 obliga a empresas que prestan servicios esenciales —incluyendo transporte y logística— a adoptar planes de gestión de seguridad digital, reportar incidentes y trabajar con protocolos definidos. La creación de la Agencia Nacional de Ciberseguridad (ANCI) y el trabajo conjunto con el CSIRT Nacional refuerzan la institucionalidad en esta materia.

“La ley de transformación digital, que si bien es cierto fue promulgada en noviembre del 2019, tiene un tiempo para que se adopte incluso por la administración estatal, recién a partir del 2027. Ahí estamos un poco flojos. Después, en el marco de la Ley de Ciberseguridad N° 21.663, que tiene uno de sus principales pilares en la creación de la Agencia Nacional de Ciberseguridad que será la encargada de supervisar y coordinar las acciones en el país, también estamos un poco flojos, aunque tiene solamente un año hay que darle tranco rápido”, explicó Cynthia Perisic, ex gerente general de ALOG Chile.

Por otra parte, el país ha fortalecido la cooperación internacional, con acuerdos de colaboración tecnológica con la Unión Europea y otros socios estratégicos. En el ámbito privado, empresas de logística ya están incorporando herramientas basadas en inteligencia artificial, machine learning y plataformas SOAR (Security Orchestration, Automation and Response), que permiten detectar comportamientos anómalos en tiempo real y aislar amenazas antes de que afecten la operación.

Chile, a nivel regulatorio, se rige por la Ley Marco que regula la protección de infraestructuras críticas y servicios esenciales, entre los cuales se encuentran las cadenas de suministro. “Tal como se mencionó anteriormente, y en cumplimiento de la legislación chilena, ésta obliga a contar en la organización con un CyberSOC (Centro de Operaciones de Ciberseguridad), ya sea interno o externalizado”, sostuvo el investigador de la Universidad Diego Portales, Nicolás Boettcher.

“Si bien existe un gran número de normativas en las cuales se puede basar la industria, algo a resaltar es que a través de la Agencia Nacional de Ciberseguridad (ANCI) se están promoviendo campañas de concientización, para que además de tener medidas de seguridad a nivel de industria, también se genere conciencia cibersegura en el cuerpo laboral, que finalmente es el eslabón débil de la seguridad”, concluyó el académico de la UDP.

La conclusión es clara. En un entorno logístico automatizado, la continuidad operacional depende tanto del software como de la seguridad que lo respalda. La ciberseguridad ya no es un tema exclusivo del área TI, sino una pieza clave en la estrategia logística. Las empresas que logren anticiparse, invertir en protección y capacitar a sus equipos estarán mejor posicionadas frente a un escenario digital cada vez más desafiante.