Almacenamiento y bodegaje
Almacenes y bodegas verdes: Sostenibilidad gana espacio en la logística chilena

La presión por reducir emisiones y la demanda del e-commerce están impulsando la construcción de centros de distribución certificados, con eficiencia energética, generación solar y estándares globales que elevan la competitividad del sector.
La presión por reducir la huella de carbono está transformando el diseño y la operación de los centros de distribución. Certificaciones ambientales, energías renovables y eficiencia energética son ahora elementos clave para atraer clientes y mejorar la competitividad en el sector logístico. Si sumamos el auge del e-commerce y la mayor rotación de inventarios tenemos como resultado un incremento de la demanda por metros cuadrados logísticos en Chile. Los operadores no solo buscan espacio, buscan una infraestructura que permita cumplir con compromisos de sostenibilidad exigidos por clientes internacionales y grandes retailers.
Una de las tendencias son los centros logísticos con certificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) que integran aislación térmica, sistemas de iluminación LED, sensores de movimiento y techos solares. En nuestro país son varios los proyectos inmobiliarios que están avanzando rápidamente a proyectos que utilizan paneles fotovoltaicos con lo que han logrado reducciones de hasta un 30% en el consumo eléctrico. Este uso ya no se limita al autoconsumo y algunas empresas son capaces de inyectar energía a toda su red.
De esta manera, la sostenibilidad está impactando en el valor de los activos y según estudios internacionales, las bodegas con atributos verdes alcanzan mayores tasas de ocupación y valorización. Así, se confirma la idea que invertir en infraestructura logística sostenible no solo es una obligación ambiental, sino que se convierte en estos tiempos en una estrategia de negocio rentable. “El camino hacia bodegas sostenibles en Chile ha comenzado, pero todavía está en fase inicial”, explicó el director del Centro de Innovación en Transporte y Logística (CITYLOG) de la Universidad Diego Portales, Karol Suchan.
A su juicio, el crecimiento del comercio electrónico y la demanda de cadenas de suministro resilientes han multiplicado la construcción de centros de distribución en Chile. “Estas instalaciones concentran almacenamiento, preparación de pedidos y despacho; consumen grandes cantidades de energía y generan un tráfico intensivo de camiones. En un contexto de alzas sostenidas en la tarifa eléctrica y compromisos con la neutralidad de carbono, la sostenibilidad se ha convertido en una preocupación central para el sector logístico”, explicó.

En la búsqueda de minimizar el impacto urbano
Chile cuenta con leyes de eficiencia energética y de cambio climático que fijan un horizonte de descarbonización, pero la normativa específica para bodegas es escasa. Según comentó el académico de la UDP, “la Ordenanza de Urbanismo solo regula dónde pueden ubicarse y qué medidas de ventilación y seguridad deben tener, sin establecer umbrales de consumo ni exigir generación renovable. En otras jurisdicciones, como California y Francia, las reglas son más claras y se exige que los centros logísticos se ubiquen en determinadas vías y minimicen su impacto urbano, y se establecen límites muy bajos de consumo energético y obligaciones de electrificación”.
Para Julio Villalobos, director del Centro de Transportes y Logística de la Universidad Andrés Bello, el enorme desarrollo inmobiliario de parques logísticos -que no solo en Santiago son evidentes, sino que en varias ciudades del país- trae una oferta con estándares de eficiencia energética superiores, tanto en su construcción en términos de generación solar para su iluminación. “En ciertos centros de distribución más sofisticados que requieren temperatura controlada, ciertos sistemas de enfriamiento a través de aire o recirculación de aire, también algo de eso se ve. Toda la construcción de la nueva infraestructura logística ya viene pensando en la eficiencia energética y en estándares de sostenibilidad mayor”, puntualizó.
“Chile tiene una matriz bastante limpia, y por lo tanto todo lo que apunte a la electromovilidad, tanto al interior de los centros de distribución, al interior de los parques logísticos, es un avance también en sostenibilidad. El uso de embalajes sostenibles también es otra de las tendencias que se está viendo, la reducción del uso de plástico, de film, también son iniciativas que se están viendo al interior de la operación de ciertos centros de distribución, y el reciclaje también de desechos de sus operaciones, de envases, de embalajes, también es algo que se ha extendido bastante en las operaciones logísticas de los centros de distribución”, destacó Villalobos.

Avances concretos en la construcción sostenible en Chile
Por otra parte, Franco Basso, académico de la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad Católica de Valparaíso, explicó que “en Chile se observan avances concretos en la construcción y operación de bodegas sostenibles, destacándose proyectos como el parque logístico Lo Boza 422 de Bodenor Flexcenter, inaugurado en abril de 2025 con una inversión de US$66 millones, que incorpora paneles solares que ocupan 4.000 m2 de superficie, luminarias con sensores de luz y movimiento, y certificación LEED con un desempeño energético de 71% de ahorro”.
Otro ejemplo nacional que destacó Basso fue el de Central Bodegas que ha implementado plantas solares tanto en La Vara II (San Bernardo) como en Lo Boza (Pudahuel), con sistemas fotovoltaicos que generan alrededor de 534 MWh anualmente. “Permiten abastecer la totalidad de sus operaciones con energía renovable. Un estudio sectorial revela que el 92.31% de las bodegas priorizan el manejo de residuos y reciclaje, el 53.85% se construyeron con materiales sustentables, y el 30.77% cuenta con cargadores para vehículos eléctricos, evidenciando una adopción creciente de tecnologías sostenibles impulsada por la certificación LEED y el compromiso con la reducción del impacto ambiental”, aseguró.
Para el académico de la UDP, Karol Suchan, las certificaciones voluntarias se han convertido en un indicador de buen desempeño ambiental. En Chile, la más reconocida es LEED, pero solo un grupo pequeño de bodegas lo ha obtenido siendo la mayoría de los proyectos certificados oficinas y comercios. “Algunos parques logísticos, como Enea V en Pudahuel, aspiran a la certificación LEED y están siendo diseñados para reducir su consumo energético y su impacto comunitario. Otros operadores han optado por la certificación EDGE, centrada en reducir el uso de energía, agua y materiales. La Certificación Edificio Sustentable, creada en Chile, se aplica sobre todo a escuelas y hospitales y todavía no abarca al sector logístico”, dijo.

Los costos y barreras estructurales de la sostenibilidad
Para los especialistas, los costos energéticos crecientes y la meta de carbono neutralidad para 2050 están acelerando la transición hacia almacenamiento más verde, respaldada por el proyecto de ley marco de cambio climático que convertirá a Chile en uno de los primeros países en fijar por ley la meta de ser carbono neutral al 2050, y por estudios que proyectan que la carbono neutralidad permitirá incrementar el PIB en 4,4% al 2050. En opinión del académico de la UCV, aún “persisten barreras estructurales significativas, ya que los altos costos de inversión necesarios para implementar prácticas sostenibles y las dificultades para obtener apoyo financiero son las principales barreras, mientras que la complejidad regulatoria es identificada por el 43% de los gerentes generales en Chile como otra barrera”.
“Estas barreras incluyen distribución ineficaz en los roles referidos a la economía circular en las empresas, falta de comunicación transversal, y barreras de actitud relacionadas con la percepción sobre sostenibilidad y aversión al riesgo, lo que sugiere que aunque existe impulso normativo y económico, se requieren mecanismos de apoyo financiero y simplificación regulatoria para acelerar completamente la adopción de modelos sostenibles”, indicó el académico de la Facultad de Ingeniería Industrial de la UCV.
En tanto, Karol Suchan, aseguró que “la transición hacia bodegas verdes enfrenta varios obstáculos. El costo inicial de las inversiones en generación renovable y tecnologías eficientes es elevado y muchos operadores medianos carecen de financiamiento o incentivos fiscales. La falta de normas que obliguen a mejorar el desempeño energético reduce la urgencia de invertir, y la escasez de profesionales especializados dificulta la implementación de soluciones sustentables, aunque puntualizó que también surgen oportunidades.
“El aumento de la tarifa eléctrica hace que la independencia energética mediante paneles solares sea más atractiva. La presión de clientes multinacionales y de consumidores finales puede convertir la sostenibilidad en una condición para cerrar contratos, y la competencia internacional obliga a alinearse con estándares globales. Si se desarrollan incentivos económicos y normas claras para el sector logístico, la transición se acelerará”, señaló el director del Centro de Innovación en Transporte y Logística (CITYLOG) de la Universidad Diego Portales.
En opinión del director del Centro de Transportes y Logística de la UNAB, Julio Villalobos, “la principal barrera estructural es, precisamente, tener una estimación de demanda acertada, cosa que los productos sean ojalá muy equilibrados, los productos que se abastecen y que se almacenan muy equilibrados, tanto en cantidad como en localización y como en oportunidad de abastecimiento, para reducir al mínimo posible los inventarios. Si una gestión logística hace eso, está contribuyendo efectivamente a la sostenibilidad, menos viajes, menos productos, menos almacenaje, menos mermas y, por lo tanto, todo eso en sus impactos energéticos y ambientales contribuye”.
Por último, aseguró que la principal contribución hacia la sostenibilidad de los servicios logísticos y de las operaciones logísticas es “tratar de ajustar de mejor manera la oferta a la demanda, los pronósticos que permitan una gestión eficiente y tensa de la cadena de suministros sin grandes inventarios que suponen un consumo energético y también una pérdida de productos relevantes. No existen barreras estructurales, sí mayor o menor velocidad en los operadores logísticos para incorporar estas buenas prácticas”.