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Comercio Internacional

Frutas de Chile proyecta expansión y mayor impacto logístico en exportaciones

Iván Marambio, presidente de Frutas de Chile.

La industria frutícola consolidó una temporada récord al superar los 3 millones de toneladas enviadas al exterior, movilizando al sistema portuario y logístico nacional. El sector representa uno de los principales motores de empleo, inversión y conectividad marítima del país.

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La fruticultura se ha consolidado como uno de los motores del comercio exterior chileno, generando más de 3 millones de toneladas exportadas cada temporada y aportando miles de millones de dólares a la economía nacional. Su encadenamiento productivo abarca desde el campo hasta los puertos, con un 90% de los envíos saliendo por vía marítima hacia más de 100 destinos en el mundo. Este dinamismo convierte a la fruta fresca en un eje estratégico para la logística chilena, impulsando empleo, inversiones y modernización tecnológica a lo largo de toda la cadena exportadora.

Durante su intervención el Día del Comercio Global organizado por la Fundación CSAV, el presidente de Frutas de Chile, Iván Marambio, destacó que la temporada recién pasada marcó un hito para la industria donde “superamos los 3 millones de toneladas exportadas y alcanzamos un valor récord de USD 8.245 millones”. Un crecimiento que no solo beneficia a los productores, sino también a toda la red logística que sostiene al sector.

“Más volumen significa más trabajadores, más transportistas, más choferes y más actividad portuaria. Es un impacto transversal que se distribuye en toda la cadena”, afirmó. Según el dirigente, el 90% de la fruta chilena se exporta por vía marítima, lo que refuerza la relevancia de los puertos de la Región de Valparaíso y del sistema portuario nacional en general. “Los puertos son una extensión natural del campo chileno. Sin ellos, no hay fruta en el mundo”, puntualizó.

El gremio -que cumple 90 años de existencia y agrupa a más de 270 empresas que representan el 92% del valor de la fruta fresca exportada y cerca del 83% del volumen total- está estructurado en diez ejes estratégicos donde destacan la seguridad hídrica, la sostenibilidad, la logística y los temas laborales. Sin embargo, Iván Marambio subrayó tres áreas prioritarias: la fitosanidad, la apertura de mercados y la promoción internacional. “Sin fitosanidad no hay industria”, advirtió.

En materia de promoción, Frutas de Chile invirtió 16 millones de dólares durante la última temporada para posicionar la marca “Chile” en los mercados internacionales. “Queremos ir por más, porque aún estamos lejos de los grandes competidores globales”, explicó, poniendo como punto de referencia a países como Estados Unidos y los del Asia-Pacífico. El dirigente detalló además que mantienen una activa presencia en foros internacionales y comités empresariales bilaterales.

A través de la SOFOFA, preside el Comité Empresarial Chile-India, participa en el de Chile-Corea y encabeza la Fundación Chilena del Pacífico. “Tratamos de estar en todos los mercados donde está nuestra fruta”, afirmó. En este sentido, la diversificación de destinos es otro de los desafíos estratégicos ya que actualmente, el 30% de las exportaciones de fruta fresca se dirige a Asia, otro 30% a Norteamérica, 20% a Europa y 20% a América Latina. “Necesitamos ampliar esa base, pero estamos avanzando con nuevos acuerdos y apertura de mercados”, indicó.

Marambio destacó la incorporación de nuevas tecnologías, tanto en campo como en logística.

La importancia de la cereza y la sostenibilidad

Entre las especies más exportadas, la cereza consolidó su liderazgo al superar en volumen a frutas tradicionales como la uva y la manzana. “Las cerezas representan el 43% del valor total exportado y el 91% se destina a China. Es una cifra histórica”, destacó Marambio. El presidente gremial también comparó el impacto económico de la fruticultura con otros sectores estratégicos y explicó que, según un estudio elaborado por el economista Rodrigo Díaz, la actividad genera un impacto total de más de 28.000 millones de dólares, equivalente a 4,2 veces su aporte directo al PIB.

“En términos relativos, la fruticultura tiene un efecto multiplicador superior al de la minería, porque está presente en más regiones, genera más empleo y moviliza una red logística más amplia”, precisó.

Por otra parte, el gremio trabaja además en estrecha coordinación con organismos públicos como el SAG, el Ministerio de Agricultura y la Cancillería, tanto en materia de apertura de mercados como en defensa sanitaria. “Tenemos un modelo de colaboración público-privada que ha permitido mantener la confianza de los principales destinos internacionales”, señaló.

En cuanto a innovación y modernización, Marambio destacó la incorporación de nuevas tecnologías, tanto en campo como en logística. “Así como estamos viendo una transición hacia la electromovilidad o la automatización en los puertos, nosotros también nos adaptamos. Hasta en cosas simples, como renovar vehículos, ya convivimos con tecnología china y americana”, comentó.

El desafío hacia adelante, agregó, es sostener un crecimiento anual de 4% a 5% en el aporte del sector al PIB nacional. “Queremos contribuir con 400 a 500 millones de dólares anuales adicionales. Nos sumamos al desafío de llevar las exportaciones chilenas a niveles de países como Nueva Zelanda o Portugal”, sostuvo en referencia a las palabras de la presidenta de la CPC, Susana Jiménez, quien propuso un aumento sostenido de los niveles de envíos nacionales al extranjero en los próximos años.

Finalmente, Marambio enfatizó el carácter transversal y colaborativo del sector. “Somos una industria que multiplica oportunidades. Desde los trabajadores agrícolas hasta los operadores portuarios, todos somos parte del mismo ecosistema exportador. Ese es el verdadero valor de la fruta chilena”, concluyó.